Estas vacaciones, practicá balneoterapia

La balneoterapia es una practica que tiene sus comienzos en la época de romanos y griegos, en la cual se trataban malestares o enfermedades cuando no se tenía claridad en el diagnóstico o a la falta de medicinas del momento, utilizando como tratamiento. A través de inmersiones bien sea en agua fría o caliente se reciben masajes mediante el movimiento del agua.

Con el paso del tiempo este tipo de terapias ha modificado la técnica  y  la temperatura del agua en función de las necesidades. Generalmente el agua fría permite contraer los vasos sanguíneos lo que reduce el dolor, eleva el oxígeno en el sistema circulatorio y elimina toxinas y residuos, mientras que el agua caliente dilata los vasos sanguíneos favoreciendo el sistema circulatorio.

Esta terapia es ideal para tratar enfermedades como la artritis, fibromialgia, afecciones de la piel, y entre otras. Se aplican en forma de baños, duchas, chorros o envolturas que se llevan a cabo en balnearios preparados con minerales como sílice, sulfuro, azufre, magnesio, selenio y radio.

Usualmente, los balnearios se construyen en sitios en donde emergen las aguas mineromedicinales, con el fin de aprovechar mejor sus propiedades para la salud, debido a que si se almacena este agua durante un tiempo prolongado se pueden alterar sus características y sus propiedades.

Algunas de las ventajas que ofrece la balneoterapia es a nivel circulatorio, oxigenación de las células, sistema inmunológico, psoriasis, dermatitis e infecciones fúngicas, alivio de dolores, mejora el movimiento de las articulaciones, eliminación de toxinas, sirve como método de relajación y además es recomendable para personas que requieren rehabilitación.

Los balnearios no solo son para personas con problemas de salud, sino también para cualquiera que desee disfrutar de un momento de relajo y libre de estrés luego de una actividad deportiva, o que quiera realizar algún tratamiento de belleza. Una opción es la fangoteropia, en donde te aplicas arcillas medicinales, baños al vapor, mascarillas, inhalaciones y saunas húmedas y secas, hidroterapia con fines medicinales de origen natural y con beneficios estéticos.

Se sugiere utilizar centros que cuenten con el personal preparado para este tipo de terapias y con las instalaciones adecuadas para tener una experiencia positiva. Las aguas mineromedicinales deben estar dotadas de propiedades tales como, la mineralización y temperatura que para lograr tener acción terapéutica. Por otra parte, deben cumplir con los requisitos para que los organismos correspondientes las declaren de uso público y se le permitirán recibir la denominación oficial.

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Clasificación de las aguas

Las aguas termales se clasifican en relación con la temperatura: mesotermales (35 y 45 ºC), hipotermales (entre 20 y 35 ºC) e hipertermales (por encima de 45 ºC). Ahora, si a los minerales y composición se hace referencia, están las siguientes:

  • Aguas sulfatadas: Se utilizan para problemas digestivos y transtornos biliares tratando afecciones como el peristaltismo intestinal y protegiendo el hígado.
  • Aguas cloruradas: Favorecen el sistema respiratorio y cutáneo teniendo un efecto antiinflamatorio y desinfectante.
  • Aguas sulfuradas: Recomendadas para procesos respiratorios crónicos, reumáticos, dermatológicos y otorrinolaringológicos, actuando como desintoxicantes, antialérgicas y antirreumáticas.
  • Aguas bicarbonatadas: Se le suele dar un uso como antiácidos y alcalinizantes para personas que sufren de gastritis, acidez de estómago, hernia de hiato y trastornos de la vesícula biliar.
  • Aguas cálcicas: Ofrecen ventajas como sedantes, antiinflamatorias y antialérgicas.
  • Aguas carbónicas o carbogaseosas: Son buenas para mejorar la producción de jugos gástricos y ayudan a la digestión.
  • Aguas radiactivas: Son usadas para tratar enfermedades respiratorias crónicas, trastornos psicológicos y problemas reumatológicos ya que funcionan como sedantes y analgésicas.
  • Aguas oligominerales u oligometálicas: Disminuyen el riesgo de formación de cálculos al mismo tiempo que, estimulan la función renal con resultados diuréticos.
  • Aguas ferruginosas: Se recomiendan para la anemia ferropénica y cuentan con propiedades reconstituyentes.

La forma en la que las aguas mineromedicinales se pueden administrar son vía tópica, oral e inhalatoria cuya técnica puede variar de acuerdo al tipo de agua, la afección que se quiera tratar y las características propias del paciente haciendo que el tratamiento sea individual bajo supervisión médica que es el que indica el tipo y la duración del tratamiento.

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La principal diferencia entre balneoterapia e hidroterapia es que la primera emplea los beneficios de aguas mineralizados en nuestro organismo, mientras que la segunda utiliza cualquier otro tipo de agua como agente físico.

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